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Informe 16 - Observatorio de la Educación

Observatorio de la Educación

DE INFORME #16: Bienestar Universitario: Diseñando Espacios para el Aprendizaje Pleno en Costa Rica

Cada año, miles de jóvenes inician su trayectoria en las universidades de Costa Rica con la aspiración de forjar un futuro prometedor y contribuir al progreso social y personal. Son el potencial invaluable para el desarrollo integral de la nación, encarnando la inteligencia y la capacidad de innovación que impulsará el liderazgo en las próximas décadas. No obstante, esta valiosa etapa de crecimiento y formación afronta actualmente una amenaza significativa y silenciosa: La salud mental de nuestra población universitaria.

 

Las aulas, laboratorios y bibliotecas, concebidos como espacios de desarrollo pleno, se han convertido para muchos en escenarios de ansiedad, estrés y aislamiento. Los datos que presentamos no son meras estadísticas, reflejan una realidad que interpela a la sociedad, la cual corresponde a una necesidad impostergable de proteger el bienestar emocional de quienes se forman para construir el futuro. La "Política Nacional de Salud Mental 2024-2034 y el Plan de Acción 2025-2029" del Ministerio de Salud (2024) ya expone un panorama detallado de esta problemática en Costa Rica, identificando factores como el consumo de sustancias psicoactivas, la violencia y los trastornos de estrés, ansiedad, depresión y del sueño, a menudo vinculados a situaciones estresantes.

 

Las afectaciones se distribuyen de forma diferenciada, por ejemplo, las personas LGBTIQ+ (trans) enfrentan barreras por discriminación, individuos con altos recursos por estrés financiero, mujeres con sobrecarga de responsabilidades, hombres por estigmas que dificultan la búsqueda de ayuda, y poblaciones en vulnerabilidad económica por estrés y acceso limitado a servicios (Ministerio de Salud, 2024). Este informe no solo expone la magnitud de este desafío, sino que traza una hoja de ruta clara y factible para que el Estado y las instituciones de educación superior actúen de manera decidida. La inversión en la salud mental de la población universitaria es una inversión estratégica e inaplazable en la resiliencia, productividad y prosperidad del país.

 

¿Cómo se traduce esta problemática en la experiencia diaria de nuestros estudiantes? Un estudio basado en la percepción de 368 universitarios desvela una realidad preocupante: El estrés generalizado no es una excepción, sino la norma. La ansiedad prevalece, los episodios de pánico son frecuentes, y el uso de estimulantes para mantenerse a flote se ha vuelto una estrategia común. A esto se suma una brecha crítica en el acceso al apoyo y una calidad del sueño profundamente comprometida.

Profundicemos ahora en cada una de estas dimensiones que dibujan el estado actual del alma universitaria:

  • Estrés Generalizado: En la UAM (2025), solo el 18% de los estudiantes reporta un nivel de estrés bajo o moderado. Esto significa que un abrumador 82% experimenta un nivel de estrés alto o muy alto (61% alto, 21% muy alto), lo que subraya una presión emocional constante y considerable que pesa sobre la mayoría.

Informe 16 - Imagen 1

  • Ansiedad Prevalente: La ansiedad es una compañera constante para gran parte de la población estudiantil. Un impactante 74% ha sentido ansiedad de forma significativa: el 39% ocasionalmente, el 13% a veces, el 35% frecuentemente y un 8% muy frecuentemente. Solo un 5% afirma no haberla experimentado nunca.

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  • Episodios de Pánico Frecuentes: Los ataques de pánico o ansiedad severa no son ajenos a los campus. El 42% de los estudiantes ha experimentado estos episodios (11% regularmente, 31% a veces), lo que evidencia una vulnerabilidad significativa en un porcentaje considerable de la población.

Informe 16 - Gráfico 2

  • Uso Preocupante de Estimulantes: Cerca de la mitad de los discentes (47%) ha recurrido a estimulantes como el café o bebidas energéticas para mejorar el rendimiento o mantenerse despiertos. Más alarmante aún, un 20% del total practica la automedicación sin supervisión médica, lo que constituye un riesgo considerable para la salud pública.

 

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En efecto, las cargas académicas son, con mucha diferencia, la principal causa de estrés para 245 estudiantes, mientras que los costos universitarios y la necesidad de trabajar son factores clave de tensión para otros 159.

  • Brecha Crítica en el Acceso a Apoyo: Pese a la evidente necesidad, el 76% de los estudiantes manifestó no tener acceso a recursos de apoyo emocional o psicológico. Esta alarmante cifra representa una limitación sistémica que restringe el acceso a la ayuda necesaria para las y los jóvenes.

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  • Calidad del Sueño Comprometida: El descanso, fundamental para la salud mental, también está en crisis. Solo el 36% de las y los discentes reporta una calidad de sueño buena o muy buena, mientras que un 42% la califica como regular y un 22% como mala o muy mala. Este déficit de sueño constituye un factor adicional que agrava la ansiedad y el impacto en la salud mental.

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Vale la pena mencionar que la investigación se llevó a cabo bajo un enfoque cuantitativo, caracterizado por la medición de fenómenos para estimar magnitudes y el uso de procedimientos estandarizados. Se utilizó un diseño no experimental, donde las variables no fueron manipuladas deliberadamente, sino observadas en su entorno natural. Específicamente, fue un estudio transeccional (o transversal), ya que la recolección de datos se realizó en un único momento para describir variables en un punto dado.

Para la recolección de datos, se aplicó un cuestionario autoadministrado en línea a 368 estudiantes universitarios. La muestra fue seleccionada por conveniencia, siendo un tipo de muestreo no probabilístico donde la elección de los participantes depende de los propósitos del investigador y no de la probabilidad. Los participantes accedieron de forma voluntaria y anónima. El instrumento, previamente validado (Hernández-Sampieri et al., 2014), exploró dimensiones como el estrés, la ansiedad, los hábitos y la autoevaluación de la salud mental. La distribución de la encuesta se realizó mediante plataformas digitales, garantizando la confidencialidad y adhiriéndose a principios éticos en la investigación.

Finalmente, el análisis de los datos se llevó a cabo utilizando estadística descriptiva en Microsoft Excel, un proceso que busca describir los valores obtenidos para cada variable. El objetivo principal fue comprender la percepción de los estudiantes sobre el bienestar emocional y su impacto en el rendimiento académico.

El malestar emocional de la población universitaria tiene repercusiones que trascienden el ámbito individual y afectan directamente la calidad de la educación superior y el futuro de Costa Rica. Este impacto se manifiesta en diversas dimensiones críticas, comprometiendo no solo el desempeño académico y la retención estudiantil, sino también la formación del capital humano esencial para el progreso económico y la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a nivel nacional.

Uno de los principales efectos de este malestar es el compromiso del rendimiento académico y el aumento de la deserción. El estrés crónico y la ansiedad, como lo señala Santillán (2023), afectan directamente la memoria, la concentración y la capacidad de análisis; un estudiante abrumado no asimila conocimientos ni desarrolla habilidades plenamente. Además, los problemas de salud mental se correlacionan con calificaciones más bajas, mayor repetición de asignaturas y un ausentismo frecuente (Roberts, 2022).

De hecho, Eisenberg et al. (2020) revelan que la población estudiantil con problemas psicológicos presenta el doble de probabilidades de abandonar sus estudios. Esto se traduce en una pérdida incalculable de talento, de inversión pública y privada, y en una ineficiencia del sistema educativo con implicaciones significativas para el país.

El impacto, sin embargo, no se detiene en las aulas, sino que resuena con fuerza en el Capital Humano y la Productividad Futura. Jóvenes con un potencial inmenso que no logran culminar su formación, o que egresan con habilidades mermadas por problemas de salud mental, representan una pérdida irrecuperable de capital humano para el mercado laboral. En consecuencia, profesionales que arrastran problemas de salud mental al mundo laboral pueden ver afectada su productividad, creatividad, capacidad de liderazgo y resiliencia ante los desafíos, impactando directamente la competitividad y el dinamismo del país.

Una vez dicho esto, esta problemática tiene Repercusiones Directas en el alcance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la siguiente forma:

  • ODS 3 (Salud y Bienestar): El deterioro de la salud mental universitaria es una señal clara de que no se está garantizando el bienestar para todas las edades.
  • ODS 4 (Educación de Calidad): Una educación no puede ser verdaderamente de calidad e inclusiva si los estudiantes carecen de las condiciones de salud mental necesarias para el aprendizaje efectivo.
  • ODS 8 (Trabajo Decente y Crecimiento Económico): Afecta la capacidad de formar profesionales aptos para contribuir eficazmente y de manera sostenible al crecimiento económico de la nación.
  • ODS 10 (Reducción de las Desigualdades): Los problemas de salud mental pueden exacerbar las desigualdades existentes, impactando de forma desproporcionada a los estudiantes con menos redes de apoyo o recursos.

La omisión de esta problemática implica un menoscabo profundo en la capacidad del país para desarrollar profesionales cualificados, innovadores y con el bienestar mental necesario para afrontar los desafíos del siglo XXI.

El malestar emocional en las universidades no surge de un único factor, sino de una compleja interacción de presiones que actúan de manera sinérgica, tejiendo una red de desafíos que el estudiante debe sortear. Identificamos principalmente presiones académicas, económicas, sociales y comunicacionales.

Las presiones académicas Inherentes son un motor constante de estrés. El volumen de material, la intensidad de los plazos y la alta exigencia en exámenes y trabajos generan una presión incesante. El currículo moderno a menudo prioriza la cantidad sobre la profundidad, promoviendo la sobrecarga y el agotamiento. A esto se suma la competencia y la autoevaluación: el ambiente competitivo, la presión por las calificaciones y la constante revisión personal pueden generar miedo al fracaso, perfeccionismo excesivo y una ansiedad de rendimiento paralizante.

Paralelamente, los desafíos socioeconómicos ejercen una considerable presión. El costo de la matrícula, los gastos de vida, el material de estudio y la necesidad de trabajar para sustentarse son una fuente principal de estrés, especialmente para la población estudiantil de bajos recursos o aquellos que son la primera generación en la universidad, cargando sobre sus hombros el peso de las expectativas familiares. Además, la incertidumbre laboral post-egreso, con la percepción de un mercado altamente competitivo, genera ansiedad sobre el futuro profesional, una preocupación que se cierne incluso antes de culminar los estudios.

Finalmente, las influencias socioculturales y comunicacionales complejizan aún más el panorama. La juventud a menudo carga con las expectativas de sus familias y la sociedad de "ser exitosos", lo que puede generar una presión interna abrumadora y un miedo a defraudar, a no cumplir con un ideal preestablecido. En la era de la hiperconectividad, las redes sociales, aunque facilitan la conexión, contribuyen paradójicamente al malestar; la exposición constante a "vidas perfectas" de otros genera comparación, baja autoestima y "fatiga digital", mientras que el ciberacoso y la sobrecarga de información impactan negativamente la salud mental.

Por otra parte, la comunicación institucional ineficaz, con ambigüedad o falta de claridad en la información sobre procesos académicos, servicios de apoyo y canales de ayuda, puede generar incertidumbre y agravar el estrés, haciendo que los servicios existentes sean invisibles e inaccesibles. Un factor crítico adicional es la persistencia del estigma asociado a los problemas de salud mental, una barrera fundamental. El miedo a ser juzgado o a que afecte su reputación impide a muchos estudiantes buscar la ayuda que necesitan, manteniéndolos en silencio y aislamiento; este aspecto crítico de la comunicación social requiere una intervención activa y profunda.

Abordar el malestar emocional universitario requiere un compromiso firme y coordinado entre el Estado, las universidades y la sociedad. Por esta razón, se proponen las siguientes líneas de acción concretas, agrupadas por ejes estratégicos, diseñadas para construir un entorno universitario que sea un verdadero pilar de bienestar y desarrollo, inspirándose en una pedagogía crítica y holística.

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La infografía detalla nuestras líneas de acción fundamentales, cada una diseñada con un objetivo específico para transformar el bienestar en el entorno universitario. A continuación, se profundiza en las acciones concretas de cada eje:

Eje 1: Fortalecimiento y Expansión de Servicios de Apoyo Psicológico Universitario

Este eje busca asegurar acceso real y oportuno a servicios de salud mental de calidad para cada estudiante.

Las acciones clave incluyen incrementar el presupuesto para contratar más profesionales de salud mental, crear una Plataforma Nacional de Telepsicología Universitaria, desarrollar protocolos de derivación interinstitucional , y establecer Unidades de Crisis 24/7 para respuesta inmediata.

Eje 2: Promoción Activa y Prevención del Malestar Emocional

Su objetivo es crear un entorno universitario que prevenga el malestar emocional y promueva estilos de vida saludables.

Esto se logrará a través del lanzamiento de una Campaña Nacional "Salud Mental es Salud Universitaria" para desestigmatizar y normalizar la búsqueda de ayuda, la integración de habilidades socioemocionales en todas las carreras, la capacitación continua de docentes y personal sobre cómo identificar y abordar señales de malestar , y el fomento de espacios de bienestar físico y social.

Eje 3: Adecuación de las Demandas Académicas y Apoyo Socioeconómico

Este eje se centra en aliviar las principales fuentes de estrés: las presiones académicas y las cargas financieras.

Las acciones propuestas incluyen la revisión de diseños curriculares y cargas académicas para reducir la presión excesiva, la implementación de programas de mentoría y tutoría personalizada, la ampliación y difusión efectiva de becas y ayudas, y el ofrecimiento de asesoría financiera y laboral desde los primeros años de universidad.

Eje 4: Gobernanza, Monitoreo y Colaboración Interinstitucional

El objetivo es establecer un marco institucional robusto que regule, supervise y evalúe las políticas de bienestar emocional a nivel nacional.

Para ello, se propone el desarrollo de una Política Nacional de Salud Mental Universitaria, un Sistema de Monitoreo Nacional con indicadores clave, la creación de Comités Interinstitucionales de Trabajo que reúnan a diversos actores, y el fomento de la investigación aplicada y evaluativa para asegurar acciones basadas en evidencia.

El bienestar emocional de las y los discentes universitarios es fundamental, no un lujo, y esencial para el desarrollo sostenible del país. Los hallazgos de este informe demuestran que la problemática de salud mental en nuestra juventud no es insuperable, y puede abordarse con acciones coordinadas y un compromiso claro. Es crucial que las instituciones de educación superior asuman un rol proactivo para construir universidades más saludables y resilientes. Invertir en el bienestar emocional universitario es una inversión y visión estratégica en el futuro de Costa Rica. Esto asegura la formación de profesionales adaptables y capaces de contribuir a un país más próspero, innovador y equitativo. La salud mental de las y los estudiantes es, en última instancia, la base de nuestra futura sociedad y la clave para su crecimiento personal y colectivo.

Comunidad de Madrid. (s.f.). Bienestar emocional y salud. https://www.comunidad.madrid/servicios/salud/bienestar-emocional-salud#:~:text=El%20bienestar%20emocional%20es%20una,vida%20sana%2C%20feliz%20y%20plena

 

Eisenberg, D., Lipson, S. K., Heinze, Zhou, S. (2020). The Healthy Minds Study. The Healthy Minds Network. https://healthymindsnetwork.org/wp-content/uploads/2021/02/HMS-Fall-2020-National-Data-Report.pdf

 

España. Ministerio de Universidades y Ministerio de Sanidad. (2025). La salud mental en el estudiantado de las universidades españolas. https://www.ciencia.gob.es/dam/jcr:0de3e888-9c3d-4746-9067-e16fc2f3a4e9/Estudio_SaludMentalEstudiantado_jul2023.pdf

 

Fundación CYD. (2024). Las universidades españolas y su compromiso con la promoción de la salud. https://www.fundacioncyd.org/las-universidades-espanolas-y-su-compromiso-con-la-promocion-de-la-salud/#:~:text=Las%20universidades%20espa%C3%B1olas%20y%20su,

 

Hernández-Aparcana, J. Y., Dueñas Zuñiga, L. y Inza Rodríguez, J. (2025). El bienestar emocional y el rendimiento académico de los estudiantes universitarios: una revisión narrativa. Revista Ciencias Pedagógicas, 18(1): 18-31. https://www.cienciaspedagogicas.rimed.cu/index.php/ICCP/article/view/565

 

Hernández-Sampieri, R., Fernández-Collado, C., & Baptista-Lucio, P. (2014). Metodología de la investigación (6ta ed.). McGraw-Hill Education.

 

La Moncloa. (2023). Más del 50 % del estudiantado universitario necesitó apoyo psicológico durante el pasado cuatrimestre. https://www.lamoncloa.gob.es/serviciosdeprensa/notasprensa/universidades/paginas/2023/070723-estudio-salud-mental-universitarios.aspx#:~:text=salud%20mental%20recientes%20durante%20el,en%20las%20dos%20semanas%20previas

 

México. Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones. (2024). Día Mundial de la Salud Mental. https://www.gob.mx/conasama/documentos/dia-mundial-de-la-salud-mental-380122?state=published#:~:text=Seg%C3%BAn%20el%20Informe%20Mundial%20sobre,relacionadas%20con%20la%20salud%20mental

 

Ministerio de Salud. Política Nacional de Salud Mental 2024-2034 y sus anexos técnicos de la política nacional de salud mental. San José Costa Rica. Extraído de: http://www.pgrweb.go.cr/docsdescargar/Normas/No%20DE-44839/Version1/politica_nacional_salud_mental.pdf

Organización Mundial de la Salud. (2023). Organización Mundial de la Salud. (2023). Salud mental: fortalecer nuestra respuesta. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/mental-health-strengthening-our-response

 

Ramírez Chávez, J. (2025). Bienestar mental y éxito académico, su vínculo en estudiantes universitarios. D' Perspectivas Siglo XXI, 12(23): 46-60. https://doi.org/10.53436/A9L5cr03

 

referencias informe 16

Elaborado por: Fernanda Segura Calderón

OBSERVATORIO DE LA EDUCACIÓN

Universidad Americana